"El Norte es un lugar oscuro..." Así empieza esta novela de Jeanette Winterson, que ha cautivado al público y a la crítica. Podríamos definirla como una novela gótica porque ahí están todos los elementos del género, pero la voz tan peculiar de esta autora la convierte en una gran novela a secas.
La historia se basa en un hecho real: el juicio a unas mujeres en Lancashire, acusadas de brujería en tiempos de Jaime I, un rey protestante y obsesionado con la idea de limpiar Inglaterra de toda huella de herejía. Basándose en este hecho real, Winterson ha recreado la época y ha introducido en aquella realidad truculenta el personaje de Alice Nutter, una mujer que vive de su propio trabajo, pues ha inventado una fórmula para teñir la ropa de un color rojo oscuro que ha despertado incluso el interés y las atenciones amorosas de la reina, y además sabe preparar una pócima capaz de mostrarla joven y hermosa, más allá del paso del tiempo.
Dueña de sí misma y capaz de enfrentarse a las fuerzas de la ley, Alice intenta descubrir qué hay detrás de la acusación de brujería y descubre las miserias de quienes están al cargo de las mujeres encerradas en prisión: madres que venden a sus propias hijas de nueve años a los guardianes de la cárcel, hombres que más parecen bestias y que usan y abusan de su poder, chiquillos dispuestos a mentir por un mendrugo de pan y una piel de patata.
Llega el momento en que Alice misma empieza a ser investigada, y pronto sabremos que ella también tiene un secreto por el cual está dispuesta a morir, pero a su manera...el Norte es el lugar de la oscuridad pero también del valor, y en la muerte de cada cual a menudo se refleja la vida entera.