En 1893 se publicó la primera edición de Salomé, en francés, lengua en la que la había escrito Wilde, y un año después la edición inglesa, traducida por Lord Alfred Douglas, con las magníficas ilustraciones de Aubrey Beardsley. La obra se representó por primera vez en París, en 1896, estando el autor en prisión. Salomé es uno de los mejores textos de Wilde y sin duda el más decadente. Los personajes son símbolos de pasión y morbosidad, y el texto lleno de galas fin de siècle es ambiguo y poético. Salomé está presa de la luna, y la luna es una diosa que puede simbolizar las pasiones ocultas, la ambigüedad, la morbosidad dulce de lo prohibido, el lado femenino de toda realidad. En esta obra, Wilde logra una altísima cota literario-dramática, al mismo tiempo que plasma su concepción de la belleza unida al morbo, al lujo y a la muerte.