A principios de siglo, G. K. Chesterton se veía envuelto en una (nueva) polémica: la clase intelectual se decía cansada de oírlo criticar las líneas de pensamiento de los demás y no oír nunca la suya. La respuesta no se hizo esperar y en 1908 surgió
Ortodoxia, una obra que disecciona la posibilidad de creer. Construida según el principio de un acertijo y su solución, el resultado es un delicioso texto literario, minado de reflexiones agudas, curiosas o divertidas. Este es quizá el mejor y más representativo ensayo de quien fue conocido como Príncipe de las Paradojas.