En cada verso de Espejos de azalea, Fernanda Tlalolin abre una ventana íntima, donde el dolor y la melancolía se convierten en protagonistas. Con una expresión devastadora, sus poemas tejen una trama de emociones que trascienden lo personal. La autora explora las cicatrices del desprecio y el sufrimiento como legados funestos, para elevarse sobre ellos. Estamos frente a un libro cuya singular voz construye, sin rodeos, una poesía conmovedora.
MIJAIL LAMAS