Estar embarazada significa vivir en un estado diferente del habitual: tu cuerpo se está adaptando a una
nueva situación, no sientes tanto interés por el mundo exterior, tu mente se interioriza, tienes más sensibilidad y te
apetece cuidarte, estar por ti misma, descansar, alimentarte bien, respirar aire puro y sentir los cambios constantes
de tu cuerpo y de tu hijo. Es una etapa idónea para la práctica del yoga, para adoptar hábitos saludables y
transmitirlos a tu pequeño, para crecer interiormente y en sintonía con él. Con la realización de algunas posturas de
yoga, la práctica diaria de ejercicios de respiración y de silencio, sentirás cómo aumenta tu vitalidad, fortalecerás
tu cuerpo y mejorarás la comunicación interna con tu bebé. Esto te aportará un potencial de energía y paz
extraordinario del que os beneficiaréis tanto tú como tu hijo.